“Holístico”: Somos un todo. No existe una zona de nuestro cuerpo que no vaya a ser influida de alguna forma cuando otra (o nuestro entorno) está afectada. Así, por ejemplo, la manera en la que pensamos afecta a nuestro cuerpo y la postura que adoptamos influye en nuestro estado mental. 

“Armonía”: Somos dualidad. En nuestro cuerpo conviven opuestos: alegría y tristeza, optimismo y pesimismo, activación y cansancio, masculinidad y feminidad, bondad y maldad… No podemos rechazar una parte de nosotros, pero sí podemos trabajar para que vivan en armonía, elegir qué queremos potenciar y aceptar que siempre va a convivir con su contrario en mayor o menor medida. El yin dentro del yang y el yang dentro del yin.